La verdad que nadie quiere escuchar: 90 millones de personas en peligro por sequías extremas

La sequía se ha convertido en un fenómeno devastador que agota recursos y arrasa vidas de manera gradual, según un nuevo informe de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD). Este documento advierte sobre el impacto económico y social de una problemática que se vuelve cada vez más frecuente y prolongada debido al cambio climático.

El informe, elaborado en colaboración con el Centro Nacional de Mitigación de la Sequía de Estados Unidos y la Alianza Internacional para la Resiliencia a la Sequía, destaca que las sequías más severas y generalizadas han ocurrido en los últimos años. Ibrahim Thiaw, secretario ejecutivo de la CNULD, enfatiza que “la sequía es un asesino silencioso” cuyas cicatrices son profundas.

Impacto global y crisis alimentaria

Mark Svoboda, director del centro estadounidense y coautor del informe, describe esta situación como “una catástrofe global de lenta evolución, la peor que he visto”. Subraya la necesidad urgente de realizar un seguimiento sistemático sobre cómo este fenómeno afecta a las vidas, medios de subsistencia y ecosistemas esenciales para nuestra existencia.

En África Oriental y Meridional, aproximadamente 90 millones de personas enfrentan hambre aguda debido a una sequía sin precedentes. Países como Etiopía, Zimbabue, Zambia y Malawi han visto sus cosechas de maíz y trigo fracasar repetidamente. En Zimbabue, por ejemplo, se reporta que la cosecha de maíz para 2024 se ha reducido en un 70% interanual, lo que ha llevado a duplicar los precios del maíz y a la muerte de 9,000 cabezas de ganado por falta de agua y alimento.

Crisis energética en Zambia

La sequía también ha provocado tragedias humanas; en Somalia, 43,000 personas perdieron la vida en 2022 por hambre relacionada con este fenómeno. La crisis continúa hasta 2025, con una cuarta parte de su población enfrentando inseguridad alimentaria crítica. Además, Zambia está lidiando con una grave crisis energética: el caudal del río Zambeze ha caído al 20% de su promedio histórico, lo que ha reducido drásticamente la capacidad generadora de su principal central hidroeléctrica.

Esto ha resultado en apagones diarios que pueden durar hasta 21 horas, afectando gravemente hospitales y fábricas e intensificando el sufrimiento ya existente.

Efectos globales más allá de África

No solo África está sufriendo las consecuencias; en España, dos años consecutivos de sequía extrema han llevado a una caída del 50% en la cosecha de aceitunas, lo que ha duplicado los precios del aceite de oliva. En Turquía, el agotamiento acelerado de aguas subterráneas está causando sumideros peligrosos para comunidades e infraestructuras locales.

Asimismo, en la cuenca amazónica se han registrado niveles históricamente bajos en los ríos durante 2023 y 2024. Esto no solo ha ocasionado muertes masivas entre peces y delfines en peligro crítico de extinción sino que también ha interrumpido el suministro potable para cientos de miles de personas. La deforestación continua amenaza con convertir a la Amazonía en una fuente significativa de carbono.

Afectaciones al comercio mundial

El descenso del nivel del agua en el Canal de Panamá ha reducido el tránsito marítimo en más de un tercio, generando serias perturbaciones en el comercio global. Esto incluye disminuciones en las exportaciones estadounidenses de soja y escasez junto con aumentos significativos en los precios observados en supermercados del Reino Unido.

Recomendaciones ante la crisis

El informe presenta varias recomendaciones para mitigar esta crisis:

• Sistemas de alerta temprana más robustos.
• Monitoreo en tiempo real sobre los efectos de la sequía.
• Soluciones basadas en la naturaleza, incluyendo restauración ecológica.
• Infraestructura resiliente, como energía fuera de red.
• Cooperación internacional, especialmente respecto a cuencas fluviales transfronterizas.

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