Gaza: “el plan usa la ayuda para desplazar a la población por la fuerza como parte de lo que parece una estrategia de limpieza étnica”
Críticas a la militarización de la ayuda humanitaria en Gaza
Christopher Lockyear, secretario general de Médicos Sin Fronteras (MSF), ha denunciado la reciente iniciativa estadounidense-israelí que busca militarizar la ayuda humanitaria en Gaza. Según Lockyear, esta estrategia no solo es ineficaz, sino que también deshumaniza a los beneficiarios y convierte la asistencia en un medio para desplazar a la población.
La primera jornada de distribución de alimentos, organizada por la nueva Fundación Humanitaria de Gaza, se vio marcada por el caos. En Rafah, decenas de personas resultaron heridas debido a disparos mientras esperaban recibir suministros básicos. Esta situación refleja el trato deshumanizador que han sufrido los palestinos durante más de 19 meses, privados de recursos esenciales como alimentos y agua.
Una respuesta inadecuada ante una crisis humanitaria
Bajo este enfoque, los alimentos no son distribuidos donde más se necesitan, sino únicamente en áreas donde las fuerzas israelíes concentran a la población. Esto deja a los más vulnerables, incluidos ancianos y personas con discapacidad, sin acceso adecuado a lo que requieren para sobrevivir.
Lockyear subraya que el argumento de que este mecanismo es necesario para evitar el desvío de ayuda es falso. Desde el inicio del conflicto, MSF ha proporcionado atención médica directa siempre que ha podido introducir suministros en Gaza. La actual iniciativa parece ser una táctica cínica destinada a simular el cumplimiento del Derecho Internacional Humanitario.
Consecuencias devastadoras del asedio y la militarización
A medida que las restricciones sobre el sistema humanitario se intensifican, las autoridades israelíes han permitido solo un flujo limitado de camiones con ayuda. Sin embargo, estos envíos son rápidamente obstruidos, impidiendo que lleguen a quienes más los necesitan. Esta situación ha generado un ambiente propenso al saqueo y al desespero entre una población llevada al límite por la violencia continua.
La militarización de la ayuda puede considerarse una forma de crimen contra la humanidad, especialmente cuando se combina con órdenes de desplazamiento forzado y bombardeos indiscriminados que afectan a civiles. Lockyear concluye que solo un alto el fuego duradero y la apertura inmediata de las fronteras permitirán aliviar esta catástrofe provocada por el hombre.