Gaza enfrenta una grave crisis humanitaria, donde la ayuda internacional se utiliza como herramienta para desplazar a la población forzosamente, según Christopher Lockyear, secretario general de Médicos Sin Fronteras (MSF). Esta estrategia, que parece parte de un plan más amplio de limpieza étnica, ha resultado en un caos durante la distribución de alimentos, dejando a los palestinos sin acceso a suministros básicos. La militarización de la ayuda ha sido criticada por su ineficacia y deshumanización, exacerbando la situación de vulnerabilidad entre los más necesitados. La organización advierte que esta táctica podría constituir crímenes contra la humanidad y exige un alto el fuego duradero y una apertura inmediata de las fronteras para permitir el ingreso de asistencia humanitaria.