Un palestino llamado Ibrahim Abdel Nabi perdió una pierna debido a una bala explosiva israelí mientras buscaba comida para su familia en Gaza. Tras un mes y medio en el hospital, decidió fabricarse una prótesis con materiales disponibles para poder seguir apoyando a sus cuatro hijos. A pesar de las dificultades y el dolor, Ibrahim se esfuerza por llevar alimentos y agua a su hogar, reflejando la dura realidad de los desplazados en la región. Gaza enfrenta una crisis de amputaciones, especialmente entre niños, quienes también sufren las consecuencias del conflicto.
El palestino Ibrahim Abdel Nabi se encontraba en una misión para llevar ayuda a su familia cuando, el pasado 27 de mayo, fue alcanzado por una bala explosiva israelí que le costó la pierna. Este trágico evento no solo alteró su vida, sino que también lo llevó a buscar soluciones creativas para seguir apoyando a los suyos en medio del conflicto.
Ibrahim pasó un mes y medio en el hospital de la Cruz Roja, ubicado cerca de Alam al oeste de Rafah, donde se sometió a múltiples cirugías debido a complicaciones tras la herida. En su tienda de campaña en un campo de desplazados en Khan Younis, relató a un corresponsal de Noticias ONU cómo ocurrió el incidente: «Nos dijeron que la Fundación Humanitaria de Gaza había abierto sus puertas para distribuir ayuda. Mi esposa y yo decidimos ir allí. Cuando llegué a Al-Alam, me alcanzó una bala explosiva en la pierna y la perdí de inmediato». Durante aproximadamente una hora y media estuvo sangrando sin recibir asistencia médica, mientras otros buscaban comida para sus familias.
Finalmente, un grupo de personas logró rescatarlo y lo trasladaron al hospital. Sin embargo, las secuelas fueron devastadoras: «Me sometieron a unas 12 cirugías, principalmente limpiezas. Perdí mucha sangre y sufrí infecciones que llevaron a amputar más partes de mi pierna», explicó Ibrahim.
La angustia no solo provenía del dolor físico; también estaba el sufrimiento emocional al ver a sus cuatro hijos hambrientos pidiéndole ayuda. Esta situación lo motivó a utilizar los materiales disponibles para construir una prótesis rudimentaria: «Decidimos hacerla con lo que teníamos para poder llevar harina y ayudar a mi familia. Al menos puedo traer comida y agua», comentó con determinación.
A pesar de las limitaciones de su prótesis artesanal —que apenas cubre el 20% de su discapacidad— Ibrahim sigue adelante: «Usaré la prótesis aunque me duela; puede causarme inflamación y aumentar el dolor. La situación médica es crítica y empeora constantemente», afirmó.
Su esposa lo acompaña en cada paso, recordándole que debe tomarse su tiempo mientras camina con muletas. La resiliencia de esta familia es notable; ella le asegura que la amputación no ha cambiado su esencia: «Lo ha hecho más fuerte y honorable», dice con esperanza.
Gaza enfrenta actualmente una crisis alarmante con el mayor número de niños con amputaciones per cápita del mundo. En el Complejo Médico Shifa, varios menores reciben tratamiento por lesiones graves. Entre ellos está Shahd, quien perdió su brazo izquierdo durante un ataque aéreo israelí: «Estaba frente a nuestra casa cuando la metralla me golpeó», recordó.
En otra cama del hospital yace Mariam, quien llora por el dolor tras perder una pierna y sufrir daños severos en la otra. Su abuela solicitó ayuda para obtener una prótesis y tratamiento adecuado. Mientras tanto, Mohammed Hassan comparte su historia sobre cómo perdió su pie al intentar comprar comida: «Vi el cohete cayendo sobre nosotros e intenté correr, pero ya era demasiado tarde», relató con tristeza.
Ibrahim Abdel Nabi perdió una pierna debido a una bala explosiva israelí mientras buscaba comida para su familia en Gaza.
Ibrahim decidió hacer una prótesis con los materiales disponibles en su entorno para poder seguir llevando comida y agua a su familia.
La motivación de Ibrahim provino del dolor que sentía al escuchar a sus hijos pedirle comida, lo que le llevó a buscar una forma de ayudarles a pesar de su discapacidad.
Ibrahim se sometió a aproximadamente 12 cirugías, la mayoría de ellas para limpiar infecciones y tratar complicaciones tras la amputación.
Gaza tiene el mayor número de niños con amputaciones per cápita del mundo, muchos de ellos como resultado del conflicto armado.