El grupo terrorista Daesh, también conocido como ISIS, continúa manteniendo su capacidad operativa a pesar de la pérdida de líderes clave, según un informe presentado en el Consejo de Seguridad de la ONU. La actividad del grupo se ha intensificado especialmente en África Occidental y el Sahel, donde ha establecido redes logísticas y de financiación. En Siria e Irak, Daesh sigue realizando operaciones encubiertas y fomentando tensiones sectarias. El subsecretario general de la ONU para la lucha contra el terrorismo instó a una mayor inversión en la prevención del extremismo violento, destacando que eliminar líderes no es suficiente para erradicar la amenaza del terrorismo.
La amenaza del grupo terrorista Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIS), conocido como Daesh, continúa vigente en diferentes regiones del mundo. El subsecretario general de la ONU para la lucha contra el terrorismo, Vladimir Voronkov, presentó un informe ante el Consejo de Seguridad, donde se evidencia la capacidad de adaptación del grupo a pesar de los esfuerzos internacionales por desmantelarlo.
Voronkov destacó que, aunque varios líderes de Daesh han sido eliminados en años recientes, el grupo ha logrado mantener su operatividad. La muerte del vicelíder en Irak en marzo no ha alterado significativamente la situación; según los Estados miembros, Daesh podría recuperarse de esta pérdida en un plazo de seis meses.
África se ha convertido en la región más afectada por las actividades de Daesh, con un aumento notable de su actividad en África Occidental y el Sahel. Durante el periodo analizado en el informe, se observó un resurgimiento significativo de sus operaciones en el Gran Sáhara. La provincia africana del grupo se ha transformado en una fuente prolífica de propaganda terrorista y ha atraído a combatientes extranjeros, principalmente locales. Además, se han descubierto redes logísticas y de financiación asociadas a Daesh dentro de prisiones libias con conexiones al Sahel.
En Somalia, Daesh llevó a cabo un ataque a gran escala en Puntlandia anticipando una contraofensiva militar, involucrando a numerosos combatientes terroristas extranjeros. Durante esta operación, las fuerzas de seguridad somalíes lograron eliminar a 200 combatientes del grupo y arrestar a más de 150. A pesar de este debilitamiento considerable, Daesh sigue beneficiándose de redes regionales que le permiten representar una amenaza latente.
En Oriente Medio, Daesh mantiene su actividad tanto en Irak como en Siria, buscando restaurar su capacidad operativa especialmente en la región de Badia y renovando esfuerzos para desestabilizar las autoridades locales. En Siria, el grupo aprovecha los vacíos de seguridad para llevar a cabo operaciones encubiertas e incitar tensiones sectarias.
Voronkov también subrayó la preocupación expresada por el Secretario General sobre la posibilidad real de que arsenales de armas terminen en manos terroristas: «lamentablemente se ha materializado». En Afganistán, el grupo afiliado ISIS-Khorasan sigue siendo una grave amenaza para Asia Central al atacar a civiles, minorías y extranjeros mientras explota el descontento hacia las autoridades actuales.
El subsecretario general instó a los miembros del Consejo de Seguridad a incrementar la inversión en la prevención del extremismo violento que conduce al terrorismo, enfatizando que es preferible actuar antes que remediar sus efectos. Resaltó que enfocarse únicamente en eliminar liderazgos no es suficiente. La persistencia de esta amenaza destaca «la urgencia de una cooperación global basada en enfoques antiterroristas compatibles con el derecho internacional y los derechos humanos, así como sensibles al género».
El grupo terrorista Daesh mantiene su capacidad operativa a pesar de la muerte de varios líderes, con una fuerte presencia en África Occidental y el Sahel, así como operaciones encubiertas en Siria.
África, especialmente África Occidental y el Sahel, es la región más afectada. También hay actividad significativa en Irak y Siria, donde el grupo intenta restaurar su capacidad operativa.
Daesh organizó un ataque a gran escala en Puntlandia anticipando una contraofensiva militar, resultando en la muerte de 200 combatientes del grupo y la captura de más de 150 por parte de las fuerzas de seguridad somalíes.
El subsecretario general instó a los miembros del Consejo de Seguridad a invertir más en prevenir el extremismo violento que conduce al terrorismo, sugiriendo que enfocarse únicamente en eliminar liderazgos no es suficiente para abordar la amenaza.