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Política recurre a la Brujería

Por David Rodríguez
miércoles 22 de octubre de 2014, 12:32h

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Ni siquiera el vudú, y mucho menos cuando ha pasado tanto tiempo, puede frenar a un gobierno cuando se propone acabar con alguien por el interés de aparentar que van a luchar contra la corrupción cuando de lo que se trata es de una venganza por mi traición.

Porque ellos me auparon, yo los traicioné y ahora ellos me han hundido.

Llevo 24 años llevando con puño de hierro una organización y acumulando poder, he encumbrado políticos y me he desecho de aquellos que me molestaban, he creado un partido y apoyado a otro mientras estaba en el opositor y ahora que empiezo a estorbar me eliminan con lo más evidente, mi lucro con la organización que me han dejado presidir durante todo este tiempo.

Pero lo que más lamento ahora es que a pesar de haber perdido a mi nieto predilecto por un conjuro para mantenerme en el cargo, todo lo que he hecho por mi familia se eche a perder y puede que toda mi familia acabe en el más absoluto descredito.

Todos me han dejado robar y hacer lo que quería con lo que cogía y ahora sacan en los medios todas mis extravagancias y caprichos y me dicen que tardaría 150 años en comprar mis viviendas.

Y los profesores que tan firmemente he liderado hasta ahora no sólo no me defienden sino que también piden mi cabeza y todos reniegan de mi y recelan del sucesor que el Sindicato ha elegido que, naturalmente, ha sido mi hombre de confianza.

Ahora esos mierdas del CNTE a los que he mantenido quietos y calladitos durante años se atreven a juzgarme públicamente, a pedirme dinero y a renegar de mi elegido. ¿Es qué no he enseñado nada a mis seguidores? Hay que acallarlos, ya. Esta muy bien eso de pedir que se respeten mis derechos legales pero sin defenderme cuando ya estoy entre rejas, pero dejar que todo lo que he hecho se vaya a la mierda, tras 24 años de esfuerzo creando este imperio, eso no se lo consiento. Voy a tener que acabar hablando con alguno de estos, a ver si hacen lo que tienen que hacer.

Pero lo tengo difícil, incluso la oposición se ha puesto de acuerdo con el gobierno para que se deshagan de mí y ya nadie osa defenderme excepto mis abogados y parece que lo hicieran a regañadientes, como sabiendo que es imposible salvarme la cabeza, porque su estrategia es ridícula, pretenden defender mis cuentas contables y desmentir que me haya quedado con el dinero que las filiales y los profesores de México del Sindicato SNTE donan de forma obligatoria al SNTE para utilizarlo en mi provecho, algo completamente evidente, pero qué demonios, si todos hacen lo mismo, todos los presidentes cogen de la caja común de sus organizaciones y hacen con ello lo que les place.

Yo fui puesta a dedo y a dedo me han sacado. ¿No me creéis? Leed, callad y si sois inteligentes, aprended algo, ingratos, pues vosotros podéis ser los siguientes.

Cuando tomé posesión como secretaria general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), en abril de 1989, ofrecí a los maestros lo que ellos querían oír, que no permitiría que el sindicato fuera un botín de nadie, diciendo además que no me presentaría a la reelección. Que ilusos, cómo si el poder una vez que se prueba no se quiere continuar en él. Y eso hice, me mantuve pese a mis promesas.

Ahora 24 años después de sustentar el liderazgo absoluto del magisterio yo, Elba Esther Gordillo, he sido detenida por la Procuraduría General de la República por lo que os he dicho, convertir las arcas del magisterio en mi botín económico personal para comprar terrenos, pagar ropa y accesorios personales lujosos y costear mis cirugías y atenciones médicas. Sin embargo todo eso se sabía hace más de diez años y nadie se atrevió a pararme, pues muchos debían su cargo a mi influencia.

La convulsión sindical fue lo que caracterizó al SNTE cuando logré quedarme con el puesto de mi mentor, mi protector y padrino político, Carlos Jonguitud Barrios, y al igual que ahora, fue una decisión del gobierno federal la que le quitó del máximo puesto del sindicato magisterial y ahora se deshace de mí. Espero que mi sucesor, que también ha sido elegido por el líder predecesor, yo, consiga quedarse con el cargo mucho tiempo, aunque dudo que le dejen estar ya tanto como a mí. No tiene mi carisma, pero va progresando con sus mítines y su forma de hablar sobre transparencia y redemocratización de la institución. Espero que se consiga imponer.

Hace menos de un mes que cumplí los 68 años y empecé a dirigir al magisterio cuando tenía 44 años. De acuerdo con la versión de mis viejos adversarios políticos, como fue en su momento Teodoro Palomino, logré el respaldo presidencial para apoderarme del sindicato magisterial gracias a mi amigo, Manuel Camacho Solís, entonces uno de los hombres más cercanos al presidente Carlos Salinas de Gortari, y actual senador de la República.Es cierto, claro que ayuda tener amigos en las más altas instancias pero si yo no hubiera sido como soy dudo mucho que me hubieran escogido para esta labor.

Según mis adversarios sindicales Camacho Solís fue, y es cierto, quien me acercó al grupo de Carlos Salinas. Fue a propuesta de él que la noche del 22 de abril de 1989 los entonces secretarios de Gobernación, Fernando Gutiérrez Barrios y del Trabajo, Arsenio Farell Cubillas, junto con el presidente Salinas, decidieran que sería la sucesora de Jonguitud, todo un gran honor para el que, en el fondo, me sentía plenamente preparada desde hacía años.

Después de todo, el viejo líder sindical y mi padrino político se había distanciado del presidente Salinas. De acuerdo con la versión que dieron sus viejos compañeros de Vanguardia Revolucionaria, corriente hegemónica dentro del SNTE y a la cual también pertenecía yo y como tal intervine para que se dijera esto entonces, su caída en desgracia se debió a la decisión del maestro de respaldar más a Cuauhtémoc Cárdenas que a Salinas de Gortari.

La mañana del 23 de abril de 1989 mi padrino Carlos Jonguitud fue llamado a audiencia con el presidente Salinas y tras treinta escasos minutos de reunión,salió de la oficina presidencial, como el mismo me dijo hace ya algún tiempo, con el rostro desencajado, en silencio.

Minutos después, la Presidencia de la República emitió un comunicado para informar que el Presidente Salinas había coincidido con mi viejo mentor en que era sana su salida del gremio de los maestros. ¿Sana? Pues no, no era sana, lo que era es conveniente tras lo que mi mentor había hecho.

La crisis económica que lesionaba los salarios magisteriales, el surgimiento de la fracción democrática del sindicato, encabezada por Teodoro Palomino, Jesús Martín del Campo y José Luis López habían mermado suliderazgo histórico y facilitaron mi entrada, desde la sección 32 del sindicato que dirigía.

Pero los disidentes, como bien sabía, no metenían ningún aprecio y nunca me quisieron como gobernante del Sindicato, más como ellos no pintan nada, nada pudieron hacer para frenarme.

Aún así, la noche del 24 de abril, desde el auditorio Ho Chi Min, de la Facultad de Economía de la UNAM, el rumor de que La Güera iba a ser la dirigente del magisterio desató algunas protestas y un no rotundo de la disidencia y el propio Teodoro Palomino dijo que una mujer que había mandado a matar al maestro Misael Núñez, no podía ser la cabeza de un gremio tan importante. Ya ha pagado por esa insolencia y con creces, pues no sólo llegue sino me quedé y acabé con todos los que se intentaron oponerse a mí, que inteligentemente no han sido demasiados.

Pero mi padrinazgo del poder político, ese del que ahora muchos intentan renegar aunque la historia es lo que es y no puede cambiarse lo dicho ni hecho,me cobijó y siempre mantuve a la disidencia, agrupada en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), siempre acallados y descabezados cuando interesaba.

Yo, la maestra, como siempre se han dirigido a míen el interior del sindicato, me dediqué en cuerpo y alma a mostrar que iba,pese a estos papanatas,a defender a los maestros, a todos los maestros, incluso a los que apoyasen a estos estúpidos idealistas que no entienden cómo funciona el mundo.

En 1992 me enfrenté al entonces todo poderoso secretario de Educación Pública, Manuel Bartlett Díaz, durante una memorable negociación que originó la descentralización educativa. Literalmente yo era la única que manoteaba en esa mesa de negociación y conseguí mis objetivos. Más tarde os relataré cuál fue la clave de este éxito y los que le siguieron.

Después, consideré una buena idea construir la Fundación SNTE para acercarme y ganarme, siempre que fuera posible, a los intelectuales y a los académicos que eran reconocidos como demócratas. De esta manera, conocí a personajes como Santiago Creel, quien me ha ayudado mucho durante todos estos años al dar pláticas sobre democracia.

De uno de los movimientos de los que me siento más orgullosa es el haber pertenecido al Grupo San Ángel, que agrupó a una serie variopinta de personajes, la mayoría fieles a mí, que acertamos en ligarnos a Vicente Fox del PAN y su proyecto de ganar la Presidencia de la República, cosa que con nuestro apoyo logró. Siempre he sabido a lo largo de los años con quién me convenía reunirme y lo que podía ganar con ello, o sabía porque los últimos meses han sido horribles y no he conseguido frenar mi caída.

El auge económico para los maestros, lo que permitió satisfacer mis ínfulas de poder y dinero, comenzó en ese momento. Pues tras su llegada al poder, los aumentos salariales, las entregas millonarias de dinero para los fideicomisos de vivienda, el otorgamiento de licencias con derecho de sueldo y aumento en las plazas de trabajo fue el pan de cada día del que me supe aprovechar.

Este hombre supo como compensarme y yo le supe recompensar, me convertí en su principal promotora en la Cámara de Diputados, donde luché para que el PRI accediera a aprobar el IVA en medicinas y alimentos. Pero, quién me lo iba a decir entonces, esa batalla que duró los años 2.003 y 2.004 me distanció del diputado Manlio Fabio Beltrones y de Emilio Chuayffet, que es el actual secretario de Educación, algo irónico, pues no dudo de que este hombre pueda haber contribuido a mi caída.

Un tiempo después de estas peleas, me convertí en la secretaria general del PRI, cuando Roberto Madrazo se hizo presidente nacional, pero ese hombre no me interesaba para gobernar, no era ni mucho menos tan influenciable como me habría gustado, así que empecé a pensar en crear un nuevo partido, el Partido Nueva Alianza que dirigiría yo como presidenta fundadora y del que se aprovecharía mi familia. De hecho, actualmente controlo aún parte de lo que se hace desde el poder Legislativo gracias a él y su representación en el Parlamento.

Una vez decidida por esta ruta, me planteé cuál podría interesarme que fuera el nuevo Presidente de México y me decanté por Felipe Calderón e hice lo posible y lo imposible para que ganara las elecciones presidenciales, maniobrando en la sombra hasta hundir a Madrazo hasta el tercer lugar de las preferencias electorales.

Ello también tuvo sus consecuencias, pero nada que me hiciera perder la cabeza o, al menos, no hasta ahora. En efecto en julio de 2007 fui expulsada del PRI pero me mantuve como aliada del presidente Felipe Calderón, entonces del PAN.

Con todas estas maniobras y otras de las que no me acuerdo, algo normal cuando se tiene una vida política tan intensa, adquirí tal cantidad de poder que me convertí de facto en la mujer que ordenaba la política educativa. Únicamente la zorra de Josefina Vázquez Mota se atrevió a no pactar conmigo, el resto de los secretarios de Educación Pública de los gobiernos del PAN, muy inteligentemente, optaron por hacerme su aliada, permitiéndome todas mis extravagancias.

De hecho Josefina Vázquez Mota es el político que más satisfacción me ha dado cuando lo convertí en cadáver político.

Josefina Vázquez Mota fue la única panista que se atrevió a enfrentarse a mí durante los 12 años en que el PAN ejerció el gobierno federal, aunque luego se firmase la Alianza por la Calidad de la Educación (ACE).

Desde que la ex candidata presidencial panista estuvo al frente de la SEP, en 2006, tuvo que negociar conmigo y dados nuestros respectivos caracteres y maneras de pensar fue inevitable que la relación fuera áspera y dura.

De hecho, la ex coordinadora de campaña de Felipe Calderón tuvo que ceder la principal subsecretaría de la SEP (Educación Básica) a mi yerno, Fernando González Sánchez, esposo de mi hija Maricruz Montelongo.

La relación se hizo aún más tensa durante las negociaciones salariales, llegando a tal grado de tensión que desde 2007 el sindicato acusó a la titular de la SEP de no tener “sensibilidad ni interés” para atender las necesidades del magisterio.

A mediados de julio, desde San Diego, California, llegue a decir, con gran satisfacción a todos los medios, que Vázquez Mota desconocía de educación y cómo conducir a la SEP.

Sin embargo ella contraatacó el 30 de agosto de 2007 al decir que “la burocracia” al interior de la SEP “es la causante de que no se alcance la calidad educativa en el país.

“Cada peso gastado en burocracia es un peso que robamos a la calidad educativa y a la oportunidad de un nuevo estudiante”, afirmó la muy jodida.

Pero, “la pugna”, no sólo fue, obviamente, por recursos, sino por la toma de decisiones y el peso político, como puse de manifiesto en Los Pinos el 15 de noviembre del mismo año, cuando solicité al presidente Calderón una cita con la titular de la SEP, señalándola con el índice, al tiempo que aclaraba:

“No es realidad que seamos un obstáculo para elevar la calidad de la educación; lo único que requerimos es que la democracia se aplique, y eso significa que los maestros sean interpretados en su sentir, que tengan voz y tengan voto, que puedan opinar en materia educativa”- dije sabiendo dónde presionar.

Pese a las discrepancias con esta valiente mujer, el gobierno del presidente Felipe Calderón Hinojosa logró firmar conmigo la Alianza por la Calidad por la Educación (ACE).

Sin embargo, las tensas relaciones entre nosotras llegaron a la ruptura total el sábado 3 de abril de 2009, cuando el presidente Felipe Calderón Hinojosa quitó de su cargo a Josefina Vázquez Mota y a cambio, la ex titular de la SEP ocupó el primer lugar en la lista plurinominal para la Cámara de Diputados.

Días antes de la elección presidencial del 1 de julio de 2012, se me ocurrió una buena puntilla para nuestra disputa, contraté anuncios panorámicos en todo el país con la leyenda: “Josefina, gracias por participar”, con el objeto de anticipar la derrota de la entonces abanderada panista. Fue muy buena, pues yo ya sabía que era cadáver político tras nuestros rifirrafes.

A pesar de esto, no puedo sino sonreír al recordar como los gobiernos del PAN me dieron una posición dentro de la SEP, así como en la secretaría ejecutiva del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en el ISSSTE y en la Lotería Nacional.

Ahora, que ha llegado mi turno, aunque debí tenerlo presente todo este tiempo, no puedo sino acordarme de como el Presidente Carlos Salinas se deshizo de los líderes sindicales de los petroleros y de mi mentor en menos de tres meses.

En enero de 1989 fue detenido y encarcelado Joaquín Hernández Galicia, La Quina. El líder petrolero fue acusado de acopio de armas, seguramente con intereses políticos pero utilizando el estado de derecho; la condena que recibió fue de más de 30 años, acusado de homicidio y posesión de armas.

Sin embargo, tres años después de que Salinas dejara el poder, en 1997, La Quina abandonó la prisión, una señal inequívoca, al menos para mí y para cualquiera que quiera leer entre líneas, de que son los intereses políticos los que encierran y liberan a los líderes de las organizaciones o a los políticos en este país.

Y en abril de 1989, apenas cinco meses después de haber llegado a Los Pinos, y tres de llevar a La Quina a la cárcel, Salinas abonó para que Carlos Jonguitud, ex senador en dos ocasiones, ex gobernador en San Luis Potosí, ex líder del Congreso del Trabajo, fuera desplazado del liderazgo del SNTE y llegara yo a dirigirlo. Porque el PRI hay que decirlo, siempre ha sabido como librarse de aquellos líderes sindicales o no sindicales que les dejaban de ser útiles. En cuestión de minutos pasó La Quina de ser el que dominaba el petróleo a la cárcel y para cuando salió era una sombra de lo que fue y quedó completamente desacreditado.

Ahora es mi turno y lo sabía. El gobierno del presidente Enrique Peña Nieto me acusó a mí, a la sustituta de Jonguitud Barrios,de malversación de fondos y ahora estoy en la cárcel. Pensaba que tras mi paso por África estaría a salvo de esta investigación, pero no ha sido así.

Puede que sea por mi origen humilde, como dicen las malas lenguas, pero lo cierto es que siempre he sido excesivamente ostentosa y despilfarradora,comprando casas, coches, vestidos, joyas…claro que ello se debía a que el dinero me caía a espuertas, no era mío, pero nadie controlaba las opacas cuentas salvo yo y mis allegados y nadie se iba a atrever a sacar mis trapos sucios, pues todos los que me rodean tienen algo que ocultar y yo suelo saber lo que ocultan tras su fachada aparentemente inmaculada.

También es cierto que no he sido para nada escrupulosa, lo que más me gustaba del poder es lo que gozas sabiendo que puedes eliminar a tus enemigos en cualquier momento, sobre todo tras eliminar al primero.

De hecho una cosa de la que me arrepiento es de no haber callado suficientemente la boca a un trabajador mío, un coordinador de observadores electorales del SNTE, que ahora habla sobre mi maravillosa fortuna y el dinero que tengo o dejo de tener (100 mil millones de pesos mejicanos según él) o de mis habilidades intelectuales pues sostiene que toda la estructura con la que me he hecho rica, ya estaba hecha antes de mi llegada.

La edad debe de haberme hecho sentirme intocable, pues sabiendo cómo se las gastan estos que fueron capaces de incluso atacar a la banca, cuando, por ejemplo López Portillo se la quitó a la iniciativa privada y los acuso de desnacionalizados, no he sabido maniobrar con mis antiguos compañeros de partido a los que traicione.

Porque ahora que lo pienso, no puede ser casualidad que el regreso del PRI, al que traicioné tras formar parte de sus filas, haya tenido lugar pocos meses antes de que se decidieran a librarse de mí utilizando lo obvio y lo que sacan ahora en todas las noticias, mis extravagancias y mis posesiones materiales; Ellos fueron tras mis cuentas y en poco tiempo se dieron cuenta de que no encajaban con lo que debería ganar y claro, llamaron a Hacienda para acabar conmigo.

También es que yo soy un poco estúpida, se lo he dejado en bandeja con tantos escandalitos sobre mis derroches: que si hummers de 500 mil pesos como regalo para las secciones sindicales por aquí, que si recompensan casi millonarias por un perro perdido, que si gastarme miles y miles de pesos en modelos caros de Chanel, Prada, Escada, Hermes o Diane Von Fürstenberg, que si bolsitos caros y 4 propiedades aún más caras que todo lo anterior, en fin que he cuidado demasiado mi imagen muy por encima de mis supuestos honorarios.

Yo que desdeñaba a Peña Nieto por ser “títere de Televisa”, no pensé que pudiera convertirse en unPresidente enjundioso y vengador. Cuando vi lo que tramaba, intenté recuperar mis orígenes como líder sindical como herramienta para acercarme al Presidente de la Nación y hacerle bien lo poco que favorecería al Gobierno deshacerse de mí, pero no lo logré y no tuve tiempo para recurrir a otras maniobras mágicas.

No sólo no he conseguido librarme sino que perdí a mi ser más querido por culpa de estos intentos por perdurar. Todos sabemos, o al menos todo aquel que se haya interesado alguna vez por los poderes ocultos en los que, al menos yo, he confiado toda mi vida, que si pides algo tienes que estar dispuesto a pagar las consecuencias. Me dijeron que tendría que pagar con un ser querido, pero un ser querido puede ser desde mi perro hasta un hijo.

Los dioses fueron crueles y se llevaron a mi nieto y la cosa funcionó, al menos durante bastantes años pero no me han liberado de la cárcel. Es más todo se está exacerbando aquí dentro, mi familia está en peligro, mis hijas pueden que acaben en la cárcel, acusadas de complicidad en mis turbios negocios con blanqueo de dinero incluido, y yo siento que todas mis enfermedades se han puesto a mil por hora.

Debe ser cosa del espíritu del león, que debe de estar disipándose en la nada, los achaques de mis diez enfermedades se acentúan, me han tenido que cambiar de centro penitenciario porque mi pulso no se estabiliza y, que ignominia, he tenido que ser llevada a declarar casi en brazos.
Porque este es uno de mis mayores secretos, cómo conseguí librarme durante décadas de esta investigación que ahora ha acabado conmigo: fui a África para acabar con las intenciones de Zedillo, el Presidente de México entre 1994 y el 2.000, de realizar una diligencia a mi gremio magisterial y a mis allegados más cercanos.

Entonces, convoqué a los miembros de mi equipo más cercano para planear un escape político pero no encontramos escapatoria y lo sabíamos. Si alguien nos investiga, estaremos muertos políticamente y se acabará el chiringuito. Tenemos que recurrir a algo, algo oscuro, algo perverso que pueda manipular la conciencia de este dirigente o su organización y se olvide del asunto.

Necesitamos magia negra, dije a mis compañeros, que en un principio negaron pero viéndose que no íbamos a poder salir indemnes de esto y que el politicastro no iba a cesar en su empeño, me acompañaron a África, la cuna del vudú.

Ya en África, en Marruecos, un viejo chamán me increpó por la calle pidiéndome que me parase a que me leyera los caracoles. Ni ahora ni antes me gusta desafiar a aquellos que dominan la magia, así que accedí y el brujo dio en el clavo. La lectura me dijo todo lo que necesitaba saber para librarme de ese malnacido que seguía mis pasos: nos dio el tipo de hechizo, el lugar donde debería hacerse y que al realizar el rito su alma iba a quedar comprometida, cosa que poco podía importarme y mucho menos me importa ahora.

El lugar era en Nigeria, algo obvio pues es en ese país se halla Badashat, el santuario de los brujos del vudú, donde se encuentran los más poderosos y apegados a lo oscuro y los únicos que podían hacer el trabajo que se requería y allí fuimos, ni cortos ni perezosos.

Uno de sus brujosnos recibió allí cálidamente, o todo lo cálidamente que puede recibirnos un brujo de su nivel y, tras saber nuestro problema, accedió a realizar el rito por la cantidad de 45 mil dólares.

El hechizo consistió en traspasarme la energía de un león y para ello, tuvieron que hacer algo que cada vez que lo recuerdo me repugna profundamente, cazar y degollar a un león y con su piel y sus vísceras untarme el cuerpo de la maestra con la piel y vísceras.

El ritual terminó y según mis colaboradores, parecía que era todo un éxito pues me veían con mucha más fuerza y a juzgar por todo lo que pasó después, funcionó con creces, al menos durante todo este tiempo, pero además de los miles de dólares, pagué con la vida de mi nieto predilecto, algo que durante unos años llevó a mi familia a separarme de todos los restantes.

Y es que poco tiempo después del viaje, uno de los hijos de mi hija Maricruz Montelongo, Francisco Fujiwara Montelongo, falleció de manera trágica: mientras jugaba con otros niños en el ascensor del departamento en el que por aquel entonces vivíamos, fue aprisionado por las puertas eléctricas del ascensor y se desnucó. Pobrecillo, algunas noches no puedo evitar pensar si ha valido la pena, pues ahora estoy en prisión y muy seriamente enferma.

Dicen que no me cuidan más que a otros presos,ya y yo que me lo creo. Soy su símbolo anticorrupción, no me pueden dejar morir antes de juicio. Esto no es más que otro Quinano, otro ajuste de cuentas, utilizando esta vez la contabilidad y la Hacienda para acabar conmigo y a pesar del vudú es muy posible que lo logren, sobre todo porque ya nadie me va a apoyar, pues hasta los maestros de los que me he valido todo este tiempo me rechazan.

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